Con la llegada del buen tiempo (y quizás también con las ganas de escapar de la luz fluorescente de la oficina) seguro que has escuchado eso de lo bueno que es recibir la vitamina D que nos proporciona la luz del sol. A través de ella nuestro cuerpo se provee de los materiales necesarios para mantener sanos huesos y dientes ya que sin ella el organismo no podría absorber correctamente el calcio. La cantidad de vitamina D que nuestra piel puede sintetizar del sol depende de múltiples factores: desde dónde vivimos a la época del año o la pigmentación de la piel. Además, nuestro cuerpo también consigue vitamina D de alimentos tales como el salmón, las sardinas, las ostras, los camarones, las setas o diferentes tipos de cereales.
Sin embargo, ¿podría llegar a ser perjudicial un exceso de esta vitamina en personas de edad avanzada? Según un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Rutgers (EE.UU.), lo es.
Orientada a encontrar factores de riesgo que expliquen el índice de las caídas que sufren personas de la tercera edad, la investigación, publicada en The Journals of Gerontology: Series A. analizó los efectos de la vitamina D en tres grupos de mujeres con edades comprendidas entre los 50 y los 70 años.
Según las estimaciones de consumo diario recomendado de Vitamina D facilitadas por el National Institutes of Health del Departamento de Salud Norteamericano, los adultos de hasta 70 años no deberían superar las 600 UI (unidades internacionales), mientras que los que superan esta edad no deberían pasar de las 800. Partiendo de este baremo, el primer grupo de mujeres tomó la dosis diaria recomendada de 600 UI, el segundo 2.000 y el tercero 4.000. Los resultados mostraron una mejora de la memoria y el aprendizaje en los grupos que superaron la cantidad diaria recomendada. Sin embargo, también experimentaron una ralentización de sus tiempos de reacción. “Este descenso en los tiempos de reacción podría tener consecuencias negativas tales como aumentar el riesgo de caída y fracturas”, afirmó Sue Shapses, principal investigadora del estudio.
Shapses, experta en Ciencias de la Nutrición por la citada universidad, también ha hecho referencia a cómo los resultados refrendan los obtenidos en otros estudios realizados en los últimos años, donde se demostró que la ingesta de hasta 2.000 UI debido a suplementos vitamínicos por parte de personas mayores aumentaba el riesgo de caídas, aunque se desconocían las causas.
Ahora, gracias a esta nueva confirmación, los investigadores esperan abrir un camino donde se pueda analizar con mayor precisión cómo combinar el necesario suplemento de vitamina D en aquellas personas de edad avanzada que lo necesiten con las dosis adecuadas para evitar las indeseadas secuelas motrices.