Si sois de los/as que aún no os habéis rendido con el gimnasio, la piscina o vuestra cita (más o menos) semanal con vuestro equipo de fútbol, pádel, baloncesto o curling, seguro que esto os suena de algo: esa sensación de agotamiento posterior al ejercicio, reconfortante y relajada, volviendo a casa. Tan relajada que no queremos complicarnos demasiado la vida decidiendo qué vamos a cenar o qué nos vamos a poner en Netflix. Esta “incapacidad” para someternos a decisiones demasiado elaboradas, derivadas del agotamiento físico, también tiene su reflejo en el esfuerzo intelectual, el cual, cuando es excesivo, está demostrado que también afecta al control cognitivo. Pero, ¿hasta qué punto un sobreesfuerzo, tanto de carácter físico como mental, puede minar nuestra capacidad de tomar decisiones razonadas y no impulsivas? Esa es la pregunta que se ha hecho un equipo de investigadores del Hôpital de la Pitié-Salpêtrière de París (Francia), dando como respuesta un estudio donde se plantea que el “síndrome de sobreentrenamiento” puede llegar a afectar al cerebro y no sólo a nuestros músculos.
Hôpital de la Pitié-Salpêtrière de París (Francia)
Publicado en la revista Current Biology, el estudio se planteó en un inicio como un análisis sobre si la fatiga neuronal también formaba parte de los síntomas del sobreentrenamiento de deportistas profesionales y no únicamente el agotamiento muscular. Para estudiarlo, se reclutó a un grupo de 37 atletas masculinos de resistencia, con una edad promedio de 35 años, los cuales o bien continuaron con su rutina de ejercicios habitual o bien la aumentaron un 40% por sesión durante 3 semanas. Los días de descanso, los atletas se sometieron a ejercicios de bicicleta para poder medir su rendimiento físico, así como a cuestionarios sobre la experiencia subjetiva de su fatiga. Finalmente, de cara a medir los aspectos cognitivos, los investigadores emplearon tests de conducta y escáneres MRI.
Los resultados obtenidos indicaban cómo al término de las 3 semanas el exceso de entrenamiento supuso una mayor sensación de fatiga muscular y, también, un cambio en la conducta de los deportistas. Como ejemplo, en el estudio se presenta cómo los atletas tomaban decisiones relativas a aspectos económicos mucho más impulsivas cuando padecían los síntomas del sobreentrenamiento.
En cuanto a la parte del cerebro donde podían detectarse las consecuencias de la sobrecarga, los investigadores hallaron cómo el córtex lateral prefrontal jugaba un papel importante al mostrar problemas en su activación. Esto resulta especialmente relevante si tenemos en cuenta cómo esta región cerebral es la encargada de control cognitivo de orden superior, donde incluimos la toma de decisiones, la planificación, la inhibición conductual y otras tantas cuestiones relacionadas con el comportamiento.
Aunque las implicaciones del estudio no dejan de ser interesantes (¿existe un comportamiento mucho más impulsivo y orientado a la compensación a corto plazo entre los atletas de resistencia? ¿Qué supone tanto a nivel deportivo como extra-deportivo?), los investigadores se muestran muy cautos a la hora de valorar los resultados. De cara a consolidar estos primeros planteamientos, el siguiente paso será ampliar la cohorte de sujetos a analizar, así como si este agotamiento físico-mental también tiene lugar en deportistas no profesionales o incluso ocasionales.