Una de las grandes reivindicaciones de las últimas décadas ha sido el reciclaje. La concienciación ciudadana para reaprovechar tanto materiales desechables como aquellos cuya asimilación por el medio ambiente es dificultosa y nociva, como el plástico, se ha vuelto (por suerte) la norma. Y parece que también ha llegado al mundo de la medicina y de una forma inesperada.
En un estudio publicado en la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, investigadores de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) han descubierto cómo las heces de algunas personas contienen una serie de bacterias beneficiosas para nuestro organismo que son capaces de ayudarnos a sanar determinadas enfermedades intestinales.
Liderado por el doctor Justin O´Sullivan, experto en biología molecular de la citada universidad, la investigación se ha centrado en lo que han venido a denominar como “súper heces” y los sujetos capaces de producirlas. El punto de partida se ha situado en la constatación de los millones de bacterias que viven en nuestro organismo, un microbioma que es único en cada uno de nosotros.
Aunque el ya conocido como trasplante fecal es una novedosa técnica cada vez más extendida, estudios como el de O´Sullivan se han centrado en el hecho de que, partiendo de la naturaleza de estos microbiomas, existen diferentes tipos de donantes.
“Lo que observamos en el caso de estos donantes de “súper heces” es que obteníamos tasas de remisión de enfermedades de hasta el doble de la media.”, afirma O´Sullivan. “Nuestra esperanza ahora es descubrir cómo ocurre, buscando mejorar la tasa de éxito del traslante fecal e incluso comenzar a utilizarlo en condiciones que sabemos asociadas al microbioma, como el Alzheimer o el asma.”
A pesar de desconocer aún qué determina que un donante contenga este tipo concreto de heces, los primeros indicios de la investigación han comenzado a apuntar hacia el número de microorganismos existentes en ellas: cuanto mayor y más diversas, más efectivo se vuelve el trasplante fecal.
Esta técnica ya se lleva a cabo en unos pocos centros de nuestro país, como el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, y promete traernos nuevas y esperanzadoras formas de tratar algunas de las patologías crónicas más comunes.