Este proyecto nace con el objetivo de proporcionar un espacio de atención clínica a los aspectos cognitivos, emocionales y comportamentales alterados en los pacientes tras de sufrir un daño cerebral. En este caso, nos centramos en la fase subaguda que comprende desde el momento en el que el paciente se encuentra estable médicamente hasta que el paciente inicia un tratamiento rehabilitador a largo plazo o se reinserta en la rutina habitual.
La idea es atender al paciente desde fases tempranas, pudiendo registrar el estado inicial, valorar su evolución, conociendo procesos conservados y aquéllos alterados, permitiéndonos así, colaborar con un proceso de rehabilitación más completo e individualizado. Hemos podido evidenciar que el daño cerebral es una patología muy vinculada a mitos y falsas creencias sociales, por lo que en este programa se incluye tanto a los pacientes como a sus familias, con sesiones dirigidas a la comprensión de la enfermedad, tanto mediante sesiones individuales como grupales para alcanzar estos objetivos.
Desde su inicio en 2016 hasta el momento actual se han incluido en torno a 330 pacientes y 200 familias.
Ventajas
· En nuestro medio, no existe ninguna estructura de atención a pacientes y/o a familiares de pacientes con DCA en los centros hospitalarios. En los Servicios de Neurocirugía de nuestro país son pocas las unidades que disponen de la figura del psicólogo clínico, muchas veces éstas se deben a proyectos o iniciativas individuales y de investigación. Existen importantes carencias en la atención actual de pacientes que han sufrido daño cerebral cualesquiera que sean sus causas.
En otros países, el Servicio de Neurocirugía cuenta con una Sección de Neuropsicología que desarrolla y lleva a cabo tanto la evaluación como la intervención en los pacientes y su entorno, centrándose en todas la manifestaciones comportamentales que surgen como consecuencia de las alteraciones cerebrales que originan las diferentes patologías que cursan con DCA. De esta manera, el manejo del paciente se hace desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta aspectos cognitivos emocionales y físicos, con el objetivo de reducir los efectos del deterioro y maximizar la funcionalidad de los pacientes en su día a día.