Es muy importante la forma de expresarse en nuestro día a día. Expresiones autoritarias o poco respetuosas pueden modificar nuestra conducta.
Así, cuando utilizamos palabras negativas como “no”, “no puedo”, “imposible”, “quizá”, ”nunca” entramos en una especie de bucle o espiral. Estos patrones nos abocan a una probabilidad de caer en altos niveles depresivos.
Está demostrado que tanta palabra negativa puede tener consecuencias en nuestro círculo de amistades. A las personas no les gusta pasar tiempo con gente que siempre se está quejando y que en vez de construir te arrastran al vacío. Por eso tendemos a separarnos de aquellas personas que proyectan negatividad.
Por esta razón, es muy importarte la forma de expresarnos ante los más pequeños, ya que podemos generar una reducción del coeficiente intelectual, limitando su creatividad y empatía.
Transformación en lenguaje positivo
¿Y si le damos la vuelta a la tortilla? Las palabras positivas generan apertura, emociones positivas y sociales, facilitan la comunicación y las relaciones personales mejorando nuestro ánimo.
Saber escoger bien las palabras puede ser muy útil a la hora de tener que enfrentarnos a nuestros miedos.
Inteligencia emocional
Todas las palabras están cargadas de una emoción. Por eso el lenguaje forma parte de la inteligencia emocional. Lo primero es tomar conciencia de las palabras y emociones que producen y utilizarlas de manera positiva.
Ejercita tu leguaje
El primer paso para utilizar un lenguaje positivo consiste en ser optimista.
Después intenta evitar dar ordenes para que la comunicación sea más efectiva es bueno reducir las imposiciones, aunque también es cierto que no podremos eliminar todas nuestras expresiones imperativas, pero sí algunas.
Haz una lista de expresiones que generen buena energía e intenta utilizarlas en tu día a día. Para finalizar rechaza los calificativos negativos y transforma esas expresiones en calificaciones positivas.
