Hay quien asegura que no sirven para nada, otros no podrían vivir sin ellas. Algunos encuentran trabajo, otros le ponen un filtro al cocido y otros tantos debaten sobre la última polémica de OT. Útiles o agujeros negros del tiempo de ocio, todo el mundo tiene una opinión sobre las redes sociales. Y, todavía más importante para tu salud mental, todo el mundo tiene una opinión en las redes sociales.
Ha sido esa tendencia natural nuestra a comentarlo todo lo que ha permitido a investigadores de las Universidades de Pensilvania y de Stony Brook (EE.UU) desarrollar un método capaz de detectar la depresión de forma precoz. Y todo gracias, una vez más, al análisis masivo de datos.
Según su estudio, publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”, el diagnóstico precoz de la depresión es posible mediante el uso del algoritmo que el grupo de investigadores desarrolló tras analizar los datos compartidos en Facebook por un grupo de usuarios meses antes de ser diagnosticados con la depresión. El uso de palabras como “lágrimas” o “sentimientos” así como del abuso de pronombres en primera persona (“yo”, “a mí”) fueron alguno de los patrones empleados, junto a diversas menciones de hostilidad y soledad.
Según H.Andrew Schwartz, autor principal del artículo e investigador principal del Proyecto Mundial de Bienestar, “con métodos sorprendentemente similares a los utilizados en genómica, podemos combinar los datos de las redes sociales para encontrar estos marcadores. Y la depresión parecer ser algo bastante detectable de esta forma.”
A la hora de desarrollar el algoritmo, los investigadores analizaron 524.292 actualizaciones de Facebook pertenecientes a los años previos al diagnóstico de depresión tanto de los sujetos de control como de aquellas personas con depresión. Con ello, obtuvieron los términos y las expresiones más empleadas por cada grupo, dando forma a los 200 temas que permitieron analizar lo que vinieron a denominar “marcadores de lenguaje asociados con la depresión.”
“Existe la percepción de que el uso de las redes sociales no es bueno para la salud mental, pero también puede ser una herramienta importante para diagnosticarla, monitorizarla y eventualmente tratarla. Aquí, hemos demostrado que se puede usar con registros clínicos, un paso hacia la mejora de la salud mental en las redes sociales» afirma Schwartz.
Todo esto nos lleva a preguntarnos si, con un poco más de atención y memoria y menos consumo masivo de contenido, nosotros mismos seríamos capaces de detectar este tipo de problemas en nuestros allegados y seres queridos. Aunque, de momento, parece que las matemáticas van a ayudar a los profesionales de la salud mental a conseguirlo.