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DORMIO, el guante del MIT con el que controlar tus sueños

Innovación tecnológica

Cada noche y en cada siesta, nos ocurre lo mismo: durante unos minutos no sabemos exactamente dónde nos encontramos. Nuestro cuerpo no acaba de caer en el sueño profundo pero tampoco se ha despegado del todo de la vigilia. Es lo que conocemos como “hipnagogia”, esa frontera que atravesamos conforme vamos quedándonos dormidos y que nos separa del resto de fases del sueño. Esta etapa, en la que son frecuentes las alucinaciones tanto verbales como visuales, ha suscitado el interés de todo tipo de artistas e intelectuales a lo largo de los siglos: desde Thomas Edison a Edgar Allan Poe, Mary Shelley o, por supuesto, Salvador Dalí. El objetivo de todos ellos no era únicamente experimentar este estado, común al resto de los mortales, sino alcanzar cierto grado de consciencia al adentrarse en él con el fin de explotar un estado cerebral donde la creatividad parece desbordarse.

Y ahora un grupo de investigadores del MIT parece haber dado con la llave a ese campo infinito de fantasías del inconsciente: Dormio, el guante que te permite interactuar con tus sueños.

Adam Horowitz, investigador asistente y estudiante del Máster en Interfaces Fluidas del instituto, ha sido el encargado de liderar el equipo que ha hecho realidad el dispositivo, un guante que, esencialmente, actúa como sistema de monitorización, recopilando datos relativos a la actividad cerebral, la distribución muscular o la respiración. Gracias a esta información, el dispositivo puede reconocer cuándo el sujeto ha entrado en fase hipnagógica, lo que da pie a la siguiente fase del proceso: poco antes de concluir los escasos minutos que dura la transición al sueño profundo, un robot emite una señal auditiva configurada al volumen necesario para devolver al individuo al estado hipnagógico sin despertarlo del todo. O dicho de otra forma: se trata de un mecanismo “arnés” que nos devuelve a la primera fase del sueño una y otra vez. Pero, ¿dónde entra el factor de control en todo este asunto?


 

Tal como explica Horowitz, el robot puede ser configurado de tal forma que emplee palabras específicas como sonido de alerta. En sus estudios iniciales, los sujetos sometidos a análisis escucharon las palabras “conejo” y “tenedor”, dando como resultado “microsueños” y alucinaciones donde los animales y el utensilio cobraban un sorprendente protagonismo.

Sin embargo, a pesar de las fascinantes posibilidades personales que ofrece un dispositivo de estas características, Horowitz ha querido hacer hincapié en las ventajas científicas de Dormio: “El objetivo del proyecto es tan pragmático como filosófico. No me cabe la menor duda de que la hipnagogia puede abrirnos el camino a métodos para aumentar la memoria, la capacidad de aprendizaje y la creatividad. Además, también nos permitirá acceder a cierto tipo de auto-análisis personal muy profundo que, al menos en mi caso, resultaba inalcanzable hasta ahora.”

Parece que la realidad de los sueños cinematográficos de Origen se encuentra más cercana que nunca.