Es probable que más de una vez te haya ocurrido: sin ser consciente de ello, de pronto te anticipaste a lo que iba a ocurrir, tu cerebro te dijo que algo iba a ocurrir y, efectivamente, ocurrió. Ya sea un empate de tu equipo favorito, la letra de una canción que oyes por primera vez pero sabes lo que va a decir o la respuesta que te va a dar tu pareja a si le apetece ir a la última sensación tailandesa del barrio. Seguro que pensaste que acababas de predecir el futuro, incluso que quizá estuvieses a punto de protagonizar una película Marvel. Bueno, no hay que pasarse, aunque sí que es cierto que tu cerebro se estaba anticipando a los hechos, sólo que de un modo que no podríamos llamar exactamente “predicción.” Lo más acertado sería llamarlo “selección de la opción más probable.”
El mecanismo de este fenómeno, que nos ayuda a tomar la decisión más apropiada en cada situación, ha sido descifrado por investigadores de la Universidad de California. Y parece ser que se basa en dos sistemas diferentes localizados en múltiples zonas del cerebro.
Según explica Assaf Breska, principal investigador del estudio, uno de los sistemas nos permite adelantarnos a futuros acontecimientos basándose en nuestras experiencias pasadas, mientras que el otro sistema se fundamenta en la identificación de patrones rítmicos.
Para averiguar cómo funcionan y se sincronizan estos sistemas, los investigadores trabajaron con personas afectadas de Parkinson y degeneración cerebelosa. Esto resultaba determinante ya que ambas patologías se caracterizan por presentar problemas en la coordinación y el equilibrio, atacando diferentes regiones cerebrales. Por ello, las pruebas se basaron en una serie de secuencias de cuadrados coloreados presentados en una pantalla de ordenador. En una ocasión, los cuadrados se mostraban siguiendo un orden sencillo y rítmico, mientras que en el segundo ejercicio los cuadrados de colores se mostraban en patrones mucho más complejos. Tras las pruebas, los investigadores observaron que las personas con Parkinson tendían a ejecutar mejor los ejercicios basados en patrones complejos, mientras que aquellas personas con degeneración cerebelosa respondían mejor a la sucesión rítmica. Gracias a esto se pudo identificar qué áreas del cerebro estaban vinculadas al proceso de anticipación de sucesos: el cerebelo (encargado de los intervalos de tiempo) y la ganglia basal (encargado de los ritmos).
Con ello se rompe la teoría más aceptada hasta la fecha por la comunidad médica que aseguraba que el proceso anticipatorio es el resultado de un sistema monolítico.
Este descubrimiento va mucho más allá de ofrecer una explicación al fenómeno: tal y como afirma Breska, “el estudio no sólo identifica los contextos anticipatorios en los que tienen problemas estos pacientes neurológicos, sino también aquellos que siguen pudiendo desarrollar sin problemas, con lo que abrimos una puerta a la posibilidad de saber cómo modificar sus entornos de cara a facilitar sus interacciones diarias.”